A lo largo del año, los contribuyentes deben pagar una serie de impuestos y tasas municipales. Pero ¿conoces las diferencias entre un impuesto y una tasa? ¿Cuál es la finalidad de cada uno y su razón de ser? En este post aclaramos tus dudas para que sepas exactamente qué pagas y por qué lo pagas.

Es un error común hablar indistintamente de impuestos y tasas. Pero, como vamos a ver, no son lo mismo y tienen finalidades y destinos diferentes.

Qué es un impuesto y cuál es su objetivo

Los impuestos tienen como objetivo financiar los gastos de las administraciones públicas (a nivel estatal, por ejemplo el IRPF, o a nivel autonómico, el impuesto de sucesiones y local), principalmente los servicios públicos, sanidad, educación, infraestructuras, protección social, por mencionar algunos de ellos.

Los impuestos gravan la riqueza o la propiedad, o bien el consumo.

En el ámbito local los impuestos que afectan a los contribuyentes son el IBI, el IVTM, el IAE, el ICIO y IIVTNU, llamado popularmente plusvalía. Los tres primeros son obligatorios y están presentes en todos los municipios.

Principales impuestos municipales

Entre los impuestos locales, el IBI se paga por la titularidad de algunos derechos sobre una construcción (vivienda, almacén, nave industrial, etc..) o sobre terrenos sin construir, ya sean rústicos o urbanos.

El IVTM grava la titularidad de un vehículo apto para circular por las vías públicas.

El ICIO se paga por la realización de instalaciones, obras y/o construcciones etc.

La recaudación de estos ingresos tributarios sirve para sustentar los servicios que prestan los ayuntamientos a los ciudadanos.

Qué es una tasa y cuál es su objetivo

La diferencia fundamental entre los impuestos y las tasas, es que las tasas van destinadas a financiar un servicio o uso concreto prestado por la administración pública.

Un ejemplo es la tasa de vados, que se paga porque se está usando de forma privativa un espacio público (la zona reservada de la acera) para la salida de vehículos.

Otro ejemplo es la tasa de basuras, que se paga por la prestación por parte de los ayuntamientos del servicio de recogida de residuos sólidos (la basura generada habitualmente por los ciudadanos).

Por tanto, la recaudación de la tasa debe usarla el ayuntamiento exclusivamente para el costear el servicio, no puede usarlo para otros fines. En este sentido, la ley prohíbe expresamente que se cobre al ciudadano un importe superior al coste del servicio.